La necesidad de sueño es individual, cambia según la edad, el sexo, los estados de salud, emocionales, laborales y/o afectivos.
El tiempo que necesitamos para dormir es el suficiente que nos permita al otro día estar despiertos, activos y con la adecuada energía para realizar nuestras actividades cotidianas sin contratiempos. Por lo tanto, se debe individualizar, si dormimos poco o mucho pero no tenemos un rendimiento normal en el día y afecta nuestro quehacer diario, probablemente estamos padeciendo un trastorno del sueño.